viernes, 1 de abril de 2022

SURCOS

 


 


El surco de mi herida es tan profundo
que abarca un universo de tristeza.
Surcos horizontales en mi frente
añoran otros tiempos de bonanza.
Surcos en la textura de mi piel
símbolos del pasar de un tiempo oscuro.
Surcos en estos labios sin un beso,
que añoran otros besos que no di.
Surcos en los renglones de un poema
que no da fruto por morir de sed.
Todo me deja un surco irremediable.
Surcos en el dolor y en el placer.
Surcos en la memoria de un recuerdo
Surcos en el lamento de la vida.
Surcos en la memoria de la piel.

CLAMOR DE MUJER

 





 

¡Mujer! Soy restos de mujer contigo,
tus males y tu sangre son mis muertes.
Muriendo en vespertinas despedidas
Yo grito con tu voz eternamente.
Tu voluntad quebrada, inviolable,
protegen del averno y la tristeza.
a hijos malheridos, sin certeza,
que vagan en un mundo de preguntas.
Preguntas sin respuestas, sin razones,
ahuyentas gritos de dolor y muerte.
Yo callo cuando tú sientes la herida
y lloras cuando ves que no florece
el mancillado amor que tú entregaste.
Cobijas en tus brazos, fiel refugio,
que azotan en tu mente y en tus sienes.
¡Mujer! Soy restos de mujer contigo,
si no se reconocen tus valores.

APRENDÍ A VOLAR

 

 

De tanto caer aprendí a volar
y en cada caída mi mano tendía,
por si la esperanza al fin me traía
más fuerza, más vida, más sabiduría.

De tanto caer aprendí que el sol
refleja su luz en cada rincón,
y con su calor me cubre también.
Y en cada caída más fuerte me hacía.
 
De tanto caer observé a la luna
pues en cada noche brillaba orgullosa
porque en su periplo solo descendía
y con las estrellas un manto tejía.

De tanto caer, me he vuelto raíz.
De tanto caer soy río en el mar.
De tanto caer, no temo a la muerte.
De tanto caer, me aferró a la vida.