miércoles, 3 de junio de 2020

NUNCA ENTENDERÁS (Poemas de una cuarentena)



                                                                                             acrílico RMRF



Tú nunca entenderás lo que te quiero,
porque habitas en mí y en mi latido,
yo te oculto llorando, perseguido
por una fiera voz de frío acero.

¡Esta sombra que quiebra mi garganta,
este viento feroz que me golpea,
este alacrán que por mi pecho trepa,
esta marea que a tu mar me lleva!

Así mi corazón de noche y día,
preso en la cárcel del amor espera,
amanecer en otra primavera.

Cuando desesperando nada espero,
lloro sin verte de melancolía.
y otra vez vuelve a mí la luz de enero.

TODO PASARÁ (Poemas de una cuarentena)








Todo pasará y entonces,
cuando esta ciudad fantasma,
sea menos soberbia, menos cruel,
más amable y dulce,
Cuando sea expresiva y tolerante,
menos lesiva y más sana,
confíe en sí misma,
sea más humana.
Cuando su luz
no contamine mi mirada,
su ruido no dañe mis oídos.
Su aire no dañe mis pulmones.
Cuando todo esto pase,
si cambia…
yo no seré la misma,
nunca volveré a ser la misma,
no querré ser la misma.
Aún así…
volveré a transitar sus calles,
volveré a pasear sus parques.
Volveré
                  Volveré

                                  Volveré


                                                                                                                     acrílico   RMRF

QUÉ SOLO ESTÁ VELÁZQUEZ (Poemas de una cuarentena)










¡Qué solo está Velázquez!
Una mujer tras él,
única espectadora
le mira  emocionada.
Tras su paleta y su sillón sentado,
su pelo alborotado
y su mirada fija,
esta vez no la pinta,
es ella la que observa.
¡Qué solo está Velázquez!
Sin lentos paseantes,
sin niños en los parques,
sin coches en las calles
y sin ver el Museo.
La única espectadora,
con sonrisa en los labios,
disfruta la fortuna,
tras vetustas columnas,
de ver al genio a solas.

HE APRENDIDO (Poemas de una cuarentena)










He aprendido a nacer de nuevo
para conocerte
He aprendido a hablar
para decir MADRID
y pronunciar tu nombre
He aprendido a oír
para escuchar tu voz
He aprendido a mirar
para adentrarme en tus calles
He aprendido a besar
para rozar tus labios
He aprendido a oler
para aspirar tu aroma
He aprendido a tocar
para acariciar tus piedras
He aprendido a caminar
para llegar hasta ti
y seguir tus pasos
Y ahora…
He aprendido a estar sin ti
para no morir

HAY QUE SOÑAR (Poemas de una cuarentena)









Todo se detuvo cuando el mundo, frenético,
avanzaba sin ningún control,
con rumbo desbocado.
Todo, excepto el mismo mundo.
La primavera llegaba escandalosa,
los pájaros cantaban más alegres,
las hojas, más verdes que otras primaveras,
el aire más limpio que nunca.
El silencio imperaba en las calles.
Parecía un sueño que las personas,
fueran capaces de aguantar en sus casas
solo por cuidar el planeta.
Todo era tan extraño, que por un minuto
pareciera que hubiéramos retrocedido cien años,
sin coches, sin contaminación,
casi sin delincuencia.
Pero los números de las muertes,
eran descomunales.
Nadie sabía lo que sucedía
y teníamos miedo los unos de los otros.
Dejamos de reunirnos, de abrazarnos, de besarnos,
cerramos los parques, las calles, las carreteras.
Desapareció la contaminación,
un silencio sordo se adueñó de todo
y el miedo nos invadió.
Un virus mortal amenazaba nuestra existencia.
El mundo era mucho más aburrido, más umbrío.
Pero encerrados en las casas,
recuperamos el sabor de lo casero,
desempolvamos viejas costumbres,
disfrutamos de lo sencillo
y nos aventuramos a soñar.
Desperté de este extraño sueño
y deseé por un instante que ese virus
fuera más benévolo, menos cruel,
que produjera ciertos cambios en nuestra conducta
para siempre y nos hiciera comprender,
que la vida puede seguir sin nosotros,
pero que con nosotros, es mucho más bella.



                                                     acrílico RmRf

GOYA (Poemas de una cuarentena)









Goya con su altivez
de aragonés de raza,
sombrero copa en mano
y bastón en la otra,
observa como nadie visita
sus Desastres, ni los Fusilamientos
ni siquiera sus Majas.
Aunque una de ellas,
La desnuda, se apoya
insinuante a sus pies.
El pintor siempre solo,
con mirada hacia el frente,
desafiando al mundo,
no ve pasar a nadie,
su sordera esta vez
no le engaña ¡Silencio
es lo que escucha el genio
y pájaros cantar!