Si pidiera un deseo, sería
escuchar tus bellos poemas.
Oír tu voz limpia y diáfana
con la fuerza de la juventud
Ver tu rostro sin surcos.
Contemplar el vuelo de tus manos.
Observar tus ojos inquietos
Y tu pelo negro y abundante.
Tiempos pasados, muertos.
Ahora, el silencio anega todo
Se fueron las canciones de amor
y con ellas las ganas de amar.
Tu voz temblorosa, débil
profetiza otro tiempo.
Y desde mis cansados ojos
a mis indiferentes oídos,
el silencioso vacío inunda todo.
Aunque un fino hilo invisible
nos ha unido desde hace 66 años.
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