Sabes igual que yo que un papel puede herir,
que su afilado perfil es una espada,
que puede abrir la carne, partir el alma,
cortar un sentimiento con su filo.
Un papel es un arma sin medida,
ancho para el dolor o la tristeza,
nunca para la luz o la alegría.
Un recuerdo, un aviso, una esperanza,
un campo de batalla, una promesa,
una carta de amor o despedida
para trabajar en la luz o en el dolor.
Una prueba de fe, un jardín público
donde el frescor anida tras la tarde.
Letra para cantar una canción,
partitura de un vals en la distancia,
nostalgia de un amor, traición o marcha,
sonata de violín bajo la noche.
Epílogo o memoria, oda o glosa,
nota fugaz que muerde las entrañas,
revelación, crepúsculo o hipótesis,
poesía de amor, postdata efímera.
Pretexto o reflexión en un mal día,
lamento o decepción ante un mal sueño,
biografía o propio autorretrato,
ya nada ahora y siempre todavía.
Sabes igual que yo que un papel puede
herir,
en la distancia o cercanía,
que un papel es guadaña que corta de
raíz
la ilusión o el dolor, la nostalgia o la
calma.
Una paloma blanca con pico de esperanza,
un cuervo venenoso para hacernos sufrir.
Un sencillo papel es, ceniza de deseo o
buena nueva,
un susurro de voz, un perfume tal vez.