(A ritmo de rap)
Escucha bien amigo un rap que va
contigo,
conmigo, con la gente, también con el
vecino.
Hoy en día los sueños se compran con
dinero,
los centros comerciales, son los nuevos
museos,
todo se manipula para llenar la caja
y mientras tantos otros, tienen nada de
nada.
Reina la hipocresía en carnaval eterno
nos ponemos las máscaras hasta para ir
al mercado.
A los viejos les roban la pensión en la
calle,
acosan a los niños sus amigos de
escuela,
y mueren las mujeres a manos de sus
hijos,
de su esposo, amante, extraño o compañero.
Los pisos los ocupan los que nunca
trabajan
y para el que trabaja le tocan los
impuestos,
nadie perdona a nadie y por la calle
avanzas
a empujones, codazos, pisotones,
frenazos.
Por eso me planteo que este mundo
alocado,
tiene en el calendario los días ya
contados
y no me venga nadie de esos que salvan
todo
a contarme milongas de buenismo falseado
que ya nos conocemos y esta gente que
miente
sabemos que lo hace para comer
caliente.
Me duelen las costuras de los sueños
que tengo
también el dobladillo de los que nunca
sueño
y creo que merecemos un escarmiento
claro
para que nos dejemos de tanta
violencia,
de tanta hipocresía y de tanta maleza.
Yo por mi parte empiezo a no creer en
esos
que ven a todos buenos aunque le den
por saco,
a los que cuentan cuentos por salvar el
pellejo,
a los que más te adulan, a los que van
de progres
y son más dictadores que el bigotudo
Stalin,
a los descamisados, a los que comen
hierba
porque les contamina la carne de un
cordero,
a los que un dios les manda matar a
todo el mundo,
a los que por la espalda te clavan un
cuchillo.
Me duelen las costuras de los sueños
que tengo