Ya nadie llora
por mí…
ni el rumor de la
fuente,
ni el trinar de
un pájaro,
ni siquiera aquel
almendro
que camino a
Santa Ana
nos daba sus
frutos tiernos.
Ya nadie llora
por mí…
porque en el tiempo
se olvidan
las penas, las
alegrías
y pasa de largo
todo
haciendo nuevo el
camino
que queremos
transitar.
Ya nadie llora
por mí…
porque en la
distancia siempre
la mente todo lo
olvida
y hoy paseo este
camino
que me lleva
aquel almendro
y a mis años
recorridos.
Ya nadie llora
por mí…
sobre tus pasos
camino
y veo ese mismo
cielo
que un día nos
arropó,
siento y veo las
mismas cosas
que viste sin
estar yo.
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