A danzar como las mariposas
entre la belleza y alegría
de los colores de la primavera,
al igual que esa que habitaba en mi corazón
y voló para morir lejos del dolor.
A compartir de nuevo la luna,
maravillarme por el olor de una rosa,
a disfrutar del color del mar,
a comprender que existe el silencio.
Mi vida está hecha con remiendos
de retales de tiempos vividos.
Tiempos pasados que llueven en mis ojos
y ya no me pertenecen.
Soy la heredera de miles de llantos,
en mis pupilas se dibuja la a usencia,
en mis labios quemados, abrasa el agua,
pero en mis manos aún cabe esperanza.
¿Seré capaz de ver el mundo como su creador
y no como una bola de fuego y agua
para aplastar voluntades?
Es otoño y los cadáveres de mis hojas
pesan en la espalda de tantos otoños.
Fotografías RMRF