LA PRIMERA ROSA
El corazón, como árbol en otoño,
se va desprendiendo
una a una de las esperanzas
que como hojas secas
deambulan a merced del viento.
Volteadas hacia el más allá,
dejan una herida abierta
que jamás cicatriza.
He querido tanto
que me olvide de mí.
He muerto tantas veces
que no sé si estoy viva.
He llevado a la espalda tantos pesos
que si hubieran sido sueños
ahora viviría en un edén
y mis ojos se inundarían de primavera.
Quiero un espejo para ver
la tristeza en mi rostro.
Quiero lamer mis lágrimas para recordar
el sabor del mar que nos unió.
Quiero dejar de sangrar por mis espinas,
para convertirme en la primera rosa de
tu rosal.
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