Un año más, otra esperanza rota,
una ilusión nueva llena de
vida,
la experiencia me lleva a
desconfiar
de esta nueva dádiva que me
ofrecen
los hados, los duendes, el
universo.
Un año más dando gracias al
sol,
que me ilumina el curvilíneo tramo
qué hay del principio al fin
de esta ascensión
que nunca termino de coronar,
con menos equipaje y más
anhelos.
Un año más con la mirada
atenta,
amainando impetuosas tempestades,
manteniéndome cuerda en apariencia,
llevando el peso de las
decisiones
para no levantar los pies del
suelo.
Suelo al que me apego por ser
mortal,
terreno al que beso cuando
florece
y aborrezco cuando es infausto
y estéril.
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