lunes, 30 de julio de 2018

EL HORIZONTE






No hay lugar para la calma,
ni brisa que a ti me empuje,
morí buscando tu reino
a bordo de mi chalupa
un amanecer de fuego.

El viento cambia el paisaje,
mis ojos miran cansados
y todo el mar no me basta
para ver tu infinitud
desde esta serena playa.

Lanzo mi voz al silencio
y solo escucho las olas
golpeándose sin prisa,
porque abandoné la playa
y ahora vivo en las marismas.

Mis lágrimas ya son mar,
mis palabras son rumores
que convertidas en eco
vuelven como caracolas
esparcidas por el suelo.

No hay lugar para la calma,
ni brisa que a ti me empuje,
morí buscando tu reino
a bordo de mi chalupa
un amanecer de fuego.


                                  
                                 ACRÍLICO RMRF

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